Dos hombres miran atentos mi llegada a Colette, mi supuesto oasis femenino. Con las espaldas contra el cristal me miran. Se miran el uno al otro. Miran sus diminutos cafés y de vuelta a mí.
Dos hombres miran atentos mi llegada a Colette, mi supuesto oasis femenino.
La primera vez que fui a la Bodega después de mi “vuelta” a Sevilla fue para desayunar.
La primera vez que fui a la Bodega después de mi “vuelta” a Sevilla fue para desayunar.
La primera vez que fui a la Bodega después de mi “vuelta” a Sevilla fue para desayunar.